viernes, 23 de noviembre de 2012

Cronica - "Un Santuario Natural"



Recuerdo un Sábado por la mañana, esperando junto con mis compañeros y el profesor para irnos al Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya, era un día soleado en la capital de Risaralda, Pereira, charlábamos, contando chistes y nada que pasaba la chiva que nos llevaba a ese magnífico lugar, hasta pasado 30 min llego el transporte y montamos todas esas maletas cargadas de ropa impermeable, botas y muchas cosas. Arrancamos y fue una mini-rumba dentro de esa chiva, cantamos, bailamos de la alegría de esa salida.

Hicimos una parada por el corregimiento de La Florida, ahí compramos dulces para poder tener más energía porque durante las actividades en el Santuario habrá mucha caminata y eso quita energía. Minutos después salimos de La Florida, el clima ya había cambiado, en vez de esa mañana soleada sabatina, ahora se mostraba nubes grises y un frio refrescante. Llegamos al Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya, que lugar tan bonito rodeado de bosques subandinos, tiene una arquitectura colonial y además tenía un ambiente majestuoso y tranquilo.

Después de habernos registrado, nos llevaron al salón de audiovisuales para mostrarnos la historia tanto del lugar como del bosque que lo rodea, también nos mostraron los animales que lo habitan y la flora que lo componen. Ya después de haber terminado esa charla, nos fuimos a escoger nuestras habitaciones, me toco una habitación con dos camarotes, después de desempacar nuestras cosas, nos fuimos para una pequeña recreación en las canchas del Santuario para así calentar antes de irnos a la caminata.

Ya de haber terminado con el calentamiento, comenzamos con las caminatas, habían tres senderos que conformaba el Santuario: Sendero del Rio, Sendero de los Bejucos, Sendero de los Humedales, cada uno tiene su historia y su fauna y flora que lo corresponde. A mí me tocó con el sendero del rio con un grupo de personas, vimos una gran variedad de plantas que crecen en las cercanías del Rio Otún, además nos metimos en una de las orillas para sentir el intenso frio que circula el rio. Y como en cada caminata no faltaba la lluvia, empezó a llover a cantaros y llegamos al Santuario a refugiarnos y a secarnos, luego me bañe en un rico baño caliente que ofrecía el hospedaje y descanse por una hora.

Llegó la noche, y todas las personas de la carrera de Administración de Turismo Sostenible (incluido yo) fuimos al restaurante para comer una de las comidas típicas de la región andina pereirana, un suculento plato gastronómico preparado por las mismas cocineras que viven por las cercanías del Santuario. Después de dejar el restaurante, todo el mundo se fue a la fogata preparada por los guías turísticos del Santuario, además, nos invitaron a tomar una taza de Canelazo (agua de panela con aguardiente), tome solo una taza y es un milagro que no me puse mareado, porque no soy bueno con las bebidas alcohólicas.

Al día siguiente, me desperté en una fría pero soleada mañana, una hora después desayune y luego nos citaron a todo el mundo a realizar una pequeña actividad recreativa para calentar, después comenzamos con la segunda caminata por los senderos, esta vez me toco el Sendero de los Humedales, muy diferente a lo que vi el día anterior, tanto la flora que hay algunos que no se ven en el Sendero del Rio, pero son también hermosos, además por primera vez he escuchado sonidos de animales, especialmente del Mono Aullador. Es impresionante como un animal transmite un sonido tan fuerte desde un lugar muy lejano que no podemos verlo. Además destacar que había algunas construcciones de la casa colonial que habitaba al lado del Santuario que en época de la colonización española, fue pertenecida a una familia adinerada, tenía hasta un diseño de piscina o jacuzzi, pero por el paso de los tiempos, esa arquitectura estaba invadida de moho. También por ese mismo sendero, tenía un pequeño lago y que también habitaban pececitos. Y como en cada caminata que hay, no falta la interminable lluvia, llovía y nos tocaba correr para llegar rápido a refugiarnos en el Santuario, pero esta vez tocaba hacerlo más precavido porque había lugares resbaladizos y podía ocurrir algún tipo de accidente. Por fin llegamos al Santuario, después de bañarme y cambiar de ropa, fui al restaurante para un último almuerzo y después volver a la ciudad, ya ahora con una experiencia maravillosa que me deja el Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya, un Santuario mágico rodeado de bosques y fauna que solo acá en esta región podemos tenerlo. Y espero que en futuras generaciones, puedan conservar ese legado ambiental que dejamos para un mejor fin.

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